En lo que llevamos de año 2019, dos cadáveres de delfines han sido encontrados en aguas del litoral ceutí. Una, el pasado día tres, de una cría en aguas de la Potabilizadora y el último, una hembra adulta en Punta Blanca. Es algo habitual y quizá no haya que entregarse a la alarma: es de perogrullo pero los animales también emprenden el camino inevitable. Pero ¿qué pasa con los restos de estos ejemplares una vez que no se ha podido hacer otra cosa que certificar su defunción?. Queda al cuidado de la Fundación Museo del Mar, a la que pertenece Santiago Orduña.
Durante el recién finiquitado año, 18 animales llegaron varados a las playas de Ceuta, entre tortugas gigantes, delfines y alguna ballena. Una cifra asumible, explica Orduña, sobre todo en comparación con las producidas en años anteriores.
Y si: a pesar de que todos, en algún momento, hemos caído en el mensaje pesimista, el hombre poco a poco se va concienciando. La situación respecto a las tortugas marinas es mejor que hace algún tiempo.
Mientras, este podría ser un año en el que se inicien las obras del Museo del Mar para que esta instalación, ubicada en el Muelle de España, pueda cumplir -al margen de la labor científica- la tarea que su propio nombre indica: ser visitada para contemplar, dice Orduña, una de las colecciones de huesos animales más importantes del mundo.
Para ello es necesario una mayor implicación de las administraciones, tanto en la parte económica como en la de facilitar las trabas burocráticas.